Esa noche era hermosa. Contemplaba la ventana por la cual entraba la plateada luz de la luna y eso daba la sensación de paz que tanto nos había faltado en las últimas semanas.
Me di vuelta para mirarla, sabia que estaba detrás de mi.
Estaba con los ojos cerrados. Parecía estar concentrándose en algo. Abrí la boca para preguntarle què estaba haciendo, pero sus manos fueron más rápidas. Posó sus dedos sobre mis labios y abrió los ojos.
‘Déjame intentar algo’ –Dijo pronunciando palabra por palabra.
Asentí lentamente. Aunque no entendía de qué iba la cosa.
Rió dulcemente. Supuse que había visto la duda grabada en mi cara. Cerró los ojos nuevamente y acunó mi cara entre sus manos.
’22 de Abril de 1994’. Era su voz. Pero sus labios no se habían movido ni un centímetro. Entonces entendí. Caí en la cuenta de que, por vez primera, estaba leyendo sus pensamientos. Justo su mente. La única que le cerraba sus puertas a mi don de leer las mentes. Estaba viendo lo mismo que ella estaba recordando. Así que cerré los ojos y me sumergí en sus recuerdos.
Vi una foto. Una mujer y un hombre, Marcela y Ricardo, sus papàs, con una beba en brazos. Vi a la misma beba rodeada de muchas de personas. La beba era ella. ‘1998’ Esta vez estaba más grandecita y al lado había un bebé. Otra nena. Su hermana, Milagros. Las vi a las dos juntas jugando con otros nenes en un jardincito.
‘El Cedro Azul’ Vestida con un guardapolvo, dos colitas y primera en la fila. Pensaba en la vergüenza que pasaba los primeros días de escuela al descomponerse o perder la conciencia en pleno izamiento de bandera. Pero siempre acompañada de una nena, morocha igual que ella pero mucho más alta. Se veía cómo iba creciendo rodeada de las paredes celestes y los animales de la granja. También recordaba su último día en ese lugar, tirando agua y después siendo castigada por esto.
‘Madre del Buen Consejo’ Pude percibir el miedo que tenía a este nuevo lugar, pero después, también, cómo se iba disipando. Esta vez, estaba acompañada por muchos más amigos. Amigos que iban y venian.
En ese momento todo pasó a ser azul y amarillo. Apareció una cancha repleta de gente, la cancha de Boca Juniors. Después de todas las canciones que recordó pasaron varias fotos de ella posando junto a un muchacho, su ídolo, Rodrigo Palacio.
‘La noche de mis 15’ En una noche estrellada y con bastante frío, ella usaba un vestido. Se la veía contenta con todos sus seres queridos, lista para soplar las 15 velitas de la torta.
Por último, pasaron flashes de todos los momentos que más recordaba de su vida: Vacaciones en la playa, cuando se vestía de Sailor Moon, los domingos bailando en "Los descarrilados del Parque Avellaneda", el día que conoció a su ídolo y el día que lo tuvo que despedir, cuando jugaba con su perra, la vez que fue a ver a La Vela Puerca, salidas con amigos, mañanas con sus compañeros, fiestas de fin de año, peleas...
Rocío estaba, claramente, recordando toda su vida hasta el momento.

Rocío Lavorgnia