En el Parque de la Ciudad hay un juego misterioso. Es el Laberinto de los Espejos. Aparentemente el juego no tiene nada de extraordinario. Las personas que entran allí esperan verse reflejadas en espejos que devuelven imágenes deformadas de los cuerpos que reflejan. Visto de esta manera el juego no tiene nada de particular, un juego más, común y corriente. Sin embargo, las personas que lo han visitado cuentan que los paneles vidriados están encantados y quienes se reflejan allí viven una experiencia única como la que vivió Juliana un domingo soleado cuando llegó su turno para entrar al laberinto.
La primera imagen la sorprendió. No tenía registros de lo que veía pero recordaba que su madre le había hablado de ese momento. Allí estaban Juliana y su mamá la primera noche de su vida. Vio cómo su madre la tomaba entre sus brazos y se presentaba con estas palabras: "Mucho gusto, Juliana Beatriz. Yo soy María Beatriz, tu mamá". Estaban en la habitación número 212 del Hospital Español. Al ver esto recordó que su madre le había contado que la vio por primera vez cuatro horas después de haber nacido, debido a los diferentes estudios y revisaciones médicas a las que fue sometida por una complicación en el parto. También visualizó otras noches en su casa. Ella, bebé y su mamá cantándole una canción de cuna que había inventado especialmente para ella. Creyó volver a oir aquella melodía tan dulce que le devolvía la calma para empezar a dormir y que describía tramo a tramo su cara: "Unos cachetes gordotes, una nariz montañita, una boquita muy linda y una más linda perita. Dos ojazos grandotes coronados por cejitas, una frente lisitita. La cara de Julianita".
Continuó caminando y viendo en cada espejo distintos momentos de su vida, pero solamente se detuvo en algunos, que creyó los más imporantes. Durante el camino observó un espejo en el cual se veía ella con sus casi 10 años, sentada en el borde de una cama del Hospital Francés teniendo en brazos a su primo, Ramiro. Un nuevo integrante de la familia que llenó de alegría la casa con su sonrisa y con el que cual Juliana compartió todo cuanto pudo. Siguió caminando y se detuvo para mirar otro espejo. Este reflejaba su bautismo, realizado el 8 de diciembre de 1995 en la Parroquia de San Cayetano. Su madre elijió esta fecha por ser el día de la Virgen, en la cual ella creía mucho. Juliana estaba vestida con un hermoso vestidito blanco y una capelina, regalo de su madrina, la cual por diferentes motivos se alejó y volvió a ver. En el siguiente espejo estaba ella sentada en una pequeña mesa situada en el patio de la casa de sus abuelos junto a Telvi, su bisabuela. Estaban jugando con unos pequeños ladrillos de colores, a los cuales su bisabuela llamaba "pútaros". Pudo recordar cúanto le gustaba jugar con ella y cúanto la extrañaba.
Continuó con su camino hasta que vio otra imagen que le trajo muchos recuerdos. Ella se encontraba en la playa de la calle 36 en Santa Teresita, Partido de la Costa. Era una tarde del mes de febrero y estaba sentada junto con sus abuelos y su bisabuelo. ¡Cómo le gustaba disfrutar de esas vacaciones con ellos todos los años! Disfrutaba de las historias que le contaban, los juegos, las enseñanzas. Pero por sobre todo, lo que más le gustaba era compartir con su abuelo el gusto por el mar.
No quiso detenerse mucho más aquí, ya que todavía tenía muchas imágenes para ver. Interrumpió su camino nuevamente frente a otro espejo. Este la mostraba a ella parada junto con su primo Ramiro mirando hacia una cunita en una habitación del Sanatorio Mitre. Otro integrante, Gonzalo, se sumaba a esta pequeña familia y todos esperaban con los brazos abiertos a este nuevo bebé que traía un camión para su hermano mayor y mucha alegría para todos los demás. En el espejo de al lado se veía a Juliana junto con su madrina del alma, Carmen, decorando una carpeta de Catequesis. Estaban preparándose para transitar juntas el camino hacia la Primera Comunión.
Nuevamente reanudó su camino hasta que llegó a otro espejo que atrajo su atención. Éste mostraba las vacaciones que Juliana compartía con su madre en Santa Teresita todos los años en el mes de enero. Se divertía mucho junto a ella. Miró hacia adelante para continuar con su camino y un espejo la hizo detener. Todo allí estaba oscuro. Juliana trató de recordar qué momento de toda su vida había sido tan oscuro, pero no lo logró. Entonces, se encendieron las luces, se abrió una gran cortina y apareció ella del brazo con su tío avanzando hacia el centro del salón en donde su madre la esperaba con un gran ramo de flores, todas azul y amarillo. Recordó la enorme alegría que sintió esa noche, recibiendo todo el cariño de sus amigos, compañeros y familiares. Todo fue hermoso gracias al esfuerzo que todos sus familiares hicieron para que el sueño de Juliana se hiciera realidad.
Llegó a otro espejo en el cual se veían varias imágenes. Se detuvo a observarlas todas. Cada una era distinta a las demás, pero en todas estaba acompañada por sus tíos, Valeria y Héctor, y sus primos. En este espejo se reflejaban todos los domingos que Juliana compartía con ellos. Siempre salían a pasear a lugares distintos, se divertían y disfrutaban las salidas juntos.
Siguió caminando y llegó hasta otro espejo en el que vio a su abuela y sus bisabuelos encerrados en una pequeña pieza. Allí, Juliana jugaba a la maestra con ellos. Cada uno representaba un compañero distinto de su jardín y ella tomaba el papel de maestra, que en esos momentos era su preferida. Al ver esto comenzó a reir, ya que solo recordaba esos juegos por los relatos de su madre. En el siguiente espejó se reflejaba ella acostada en una cama matrimonial en la costa. A su lado estaba su abuela contándole un cuento para que Juliana se durmiera. Ese era su cuento favorito, pero no era fácil contarlo porque su abuela lo hacía en dos idiomas, mitad en castellano y mitad en gallego. Así pudo recordar la satisfacción que sentía cada vez que su abuela le contaba el cuento del Gallito Kikirikí.
A lo largo del camino encontró otro espejo que le llamó la atención. Era su viaje de egresados en el que viajó a un rancho llamado el Rancho de Popy que se encuentra en Tandil. Allí pudo ver los juegos y actividades que realizó junto con sus compañeros de toda la primaria del Instituto San Cosme y San Damián, de Mataderos. También recordó a los profesores del rancho quienes los acompañaron durante toda una semana. Ellos eran Zaza, Mosquito y el Vasco a los que recordó con mucho cariño. En el espejo contíguo vio otro viaje que había realizado con sus compañeros de la primaria. Estaban en sexto grado y realizaban un pequeño campamento que duró tres días. Al segundo día Juliana se esguinzó el tobillo y le tuvieron que colocar un lleso hasta la mitad de la pierna, pero eso no le impidió seguir compartiendo los días restantes con sus amigos. La última noche, en el fogón, cada equipo debía hacer una representación. Y ella se disfrazó de momia y así participó en todas las actividades que pudo sin ningún impedimento.
Por fin estaba por llegar a la salida, pero decidió parar en un último espejo. En él se veía en su primer día de clases, pero no era un día normal. Juliana comenzaba la secundaria, una nueva etapa en su vida. Conoció a muchas personas que poco a poco fueron ocupando un lugar en su corazón. Formó un hermoso grupo de amigas, conoció a su mejor amigo y con todos ellos compartió muchos momentos que serán inolvidables. Se sobresaltó al ver que una lágrima recorría su rostro llenó de felicidad y se encaminó hacia la salida. Nuevos espejos le revelaban nuevos episodios aún desconocidos de su vida y se sintió atraída por ellos...
Las personas que han visitado el Laberinto de los Espejos cuentan que los paneles vidriados están encantados y quienes se reflejan allí viven una experiencia única. Las personas que lo han visitado dicen que los paneles reflejan la propia vida. Las personas que lo han visitado dicen que los espejos son... la vida misma.
Juliana Furia.
10 comentarios:
30 de julio de 2009, 17:09
Que original idea que se te ocurrió Juli, muy divertida, y muy lindo como contastes tu historia.
Me gustaron las fotos también.
Micaela Viciconte
30 de julio de 2009, 19:07
muy bueno JU
la verdad me justo mucho....
30 de julio de 2009, 19:07
el comentario anterior :: era nico vale
31 de julio de 2009, 15:00
Juu la verdad que buena idea de contar tu historia, reflejandote en cada espejo. Me gusto mucho y las fotos son re linda. Y a pesar que te conosco bastante siempre hay algo nuevo.
Muy bueno.
Daniela Novoa
31 de julio de 2009, 23:16
Muy original juli.. Me parecio muy entretenido y muy buena la idea que elegiste.
Lucas Yonadi:)
1 de agosto de 2009, 6:36
La verdad que me enseño a conocerte mas había muchas cosas que no sabia en verdad, la verdad que estuvo muy buena la forma en que planteaste la idea y original
Lucas Quagliariello
3 de agosto de 2009, 17:37
A MÍ DE ESTE POSTEO ME GUSTAN 3 COSAS:
- CÓMO EMPIEZA
- CÓMO SIGUE Y
- CÓMO TERMINA.
MUY BUENO TU POSTEO, ME GUSTA LA COMPARACIÓN QUE HACÉS CON LOS ESPEJOS.
FELICITACIONES
HUGO MOREIRA
4 de agosto de 2009, 18:04
Que buena idea Juli, me gustó como lo armastes, y fue algo entretenido. Muy lindo.
Lucía Sovano.
11 de agosto de 2009, 22:36
Muy bueno el posteo!
La verdad muy original contar tu vida ,a trávés de los espejos!
Yamila Nigro
15 de septiembre de 2009, 18:21
la vcerdad muy original , me gusto mucho como te expresas en tu historia al reflejarte con cada espejo, es algo muy ingenioso, nadamas opara decir muy buenoooooo¡¡¡¡¡
eduardo kravchenco..
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