La fecha justa no la recuerdo, lo que sí recuerdo es lo que pasó.
Año 2002 aproximadamente, época de pleno verano.
Yo con 8 años, mis días eran simples.
Me levantaba a las 10:30 Am miraba los “Power Rangers”, después, me reunía con mi familia en la pileta que coordinaba mi tío, ahí pasaba la mayor parte del día, hasta la noche.
Así transcurrian las semanas y siempre era lo mismo.
Un día como cualquier otro, excepto porque volvimos mucho mas temprano de la pileta.
Me asomo por la ventana de mi casa, y veo que aún, mis amigos del edificio estaban en la plaza.
Loco, voy por mi mamá, que estaba en la cocina, a preguntarle si podía salir un rato con ellos, antes de comer.
Con una empanada en la mano, me contestó que no, porque ya iba a estar la comida.
Enojado me fui a buscar mi patineta, que usaba como un automóvil, sentándome arriba y andando por la casa.
Así pasaron veinte minutos y la comida no estaba. Vuelvo a asomarme y mis amigos siguen ahí. Insistente vuelvo a hablar con mi madre, que esta vez me dijo que sí.
Desesperado por poder avisarles a mis amigos, dejé la patineta a un costado y empecé a correr hacia el balcón, el cual por suerte tenia un gruesa cortina.
Corrí y corrí, y sin darme cuenta el ventanal del balcón estaba cerrado, pero yo lo atravesé…
La destrucción del vidrio se escucho por todo el edificio, lo había roto con la cara.
En ese momento no tome conciencia de lo que había pasado, no sentía dolor, no sentía nada. Sólo una cosquilla entre los ojos.
La primer reacción que tuve fue taparme en forma de triangulo esa parte y sentarme en el sillón. Mi mamá al estruendo, salio de la cocina y se acerco a mí. Ella me decía que corra las manos, pero yo me negaba, hasta que accedí.
Lo que tenia era una abertura la cual permitía que se viera el hueso.
Mi mamá y yo fuimos corriendo al baño, me puso una toalla en la cara y de urgencia llamo a un remisero amigo.
Éste llego en menos de 5 minutos y al instante estábamos en el hospital Santojanni, entramos de urgencia y ya acostado en la camilla el cirujano empezó, primero poniéndome anestesia y después cosiéndome la herida.
Esto termino rápido, a los diez minutos ya me estaba yendo del hospital con tres puntos entre las cejas.
Al llegar a mi casa, todo estaba lleno de sangre, las empanadas estaban quemadas, excepto las que ya estaban en la bandeja.
Con intriga fui a ver como había quedado el vidrio.
Cuando lo vi me quede mudo. Se había roto de forma tal, que si me caía para adelante cuando lo rompí, me lo hubiera clavado, pero por suerte no paso y ahora estoy bien.
Al mes de todo esto, tuve que volver al hospital para sacarme los puntos, y esa fue la última vez que lo pisé. Por lo menos aquel año.
La Cicatriz
FACUNDO BOZZANI
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1 comentarios:
16 de junio de 2009, 21:07
Este posteo me parecio muy divertido y aparte esta bueno poder informarnos sobre algunas cosas de la vida de nuestros compañeros que quizas aun no conociamos
Yonadi :)
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